IDEALES
El más famoso revolucionario de América Latina.
Renunció a sus comodidades, se dolió por la injusticia contra su raza;
pretendió liberarla, se armó, se enfrentó con valentía a los españoles, pero,
al no poder vencerlos, sucumbió sin llanto y voló con alas a la eternidad.
Su mayor ideal fue liberar a su pueblo a su pueblo del dominio español y
liberar a los indios y negros del trabajo forzado y de la esclavitud al que
fueron sometidos por la corona española.
SUBLEVACIÓN
El 4 de noviembre de 1780 se inicia la rebelión de José Gabriel Condorcanqui
contra la dominación española, adoptando el nombre de Túpac Amaru II, en honor
de su antepasado el último Inca de Vilcabamba. Túpac Amaru se auto declara Inca, Señor de los Césares y Amazonas, y jura con el siguiente
bando su coronación: Don José Primero, por la gracia de Dios, Inca Rey del
Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes de los Mares del Sur,
Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazonas con dominio
en el Gran Paititi, Comisario
Distribuidor de la Piedad Divina, etc. . Al comienzo el movimiento reconoció la autoridad
de la corona, ya que Túpac Amaru afirmó que su intención no era ir en contra
del rey sino en contra del «mal gobierno» de los corregidores. Más tarde la
rebelión se radicalizó llegando a convertirse en un movimiento independentista.
EJECUCIÓN
Tras ser
capturado el 6 de abril de 1781, fue llevado a Cuzco encadenado y montado en
una mula. Ingresó a la ciudad una semana después, «con semblante sereno»
mientras las campanas de la Catedral repicaban celebrando su captura. Apresado
en el convento de la Compañía de Jesús, fue sucesivamente interrogado y torturado al límite
del fallecimiento, con el objetivo de arrancarle información acerca de sus
compañeros de rebelión en Cuzco y otras ciudades, y de sus ejércitos que aún
conservaban grandes territorios. Torturas que fueron inútiles ya que no dio
confesión alguna. Más bien trató de enviar mensajes escritos con su propia
sangre, pero estos fueron interceptados. La madrugada del 29 de abril a causa
de los rigores del tormento le fracturaron el brazo derecho.
Un día
durante el encierro cuando el visitador José Antonio de Areche, autoridad del interrogatorio y ejecución enviado por
el rey Carlos III de España, entró intempestivamente al calabozo para exigirle, a
cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión, Túpac Amaru II
le contestó: «Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a mi pueblo, y
yo por tratar de libertarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte».
El 18 de mayo de 1781, en acto público en la Plaza de Armas de Cuzco, se cumplió la ejecución de Túpac Amaru II, su
familia y sus seguidores. Los prisioneros fueron sacados de sus calabozos,
metidos en zurrones (un tipo de costal) y arrastrados por caballos todos a la
vez, uno tras otro, hasta llegar a la plaza. Ya al pie del cadalso, Túpac Amaru
II fue obligado, tal y como señalaba la sentencia, a presenciar la tortura y
asesinato de sus aliados y amigos, su tío, sus dos hijos mayores y finalmente
su esposa, en ese orden.
MESIANISMO
La rebelión
general del Alto y Bajo Perú en 1780, fue encabezada por José Gabriel Condorcanqui con el
objetivo de liberar a sus compatriotas de las pesadas cargas a las que estaban
obligados por las autoridades españolas desde hacía casi tres siglos, aunque
agravadas en la década anterior por las reformas borbónicas: mitas, repartimiento
de efectos, tributos, alcabalas y otros
derechos; trabajos en corregimientos y obrajes; diezmos y primicias
eclesiásticas, y la eliminación de las divisiones en castas. Buscaba la creación de un reino independiente de España, gobernado por una monarquía
hereditaria incaica, a través de la creación de un ejército y una
administración propias, introduciendo una tributación única a todos los
súbditos, libertad de comercio y trabajo.
Con las
masas, el inca iba a comunicarse usando un lenguaje simbólico, de raigambre mesiánica. Ese lenguaje se manifestaba
en el uso de instrumentos musicales tradicionales, en el uso de banderas,
insignias y vestimentas incaicas, así como del apelativo Inca, que poseía
implicaciones mesiánicas (vinculadas al mito de Inkarrí), por cuanto el Inca no se mostraba
solamente como rey y soberano
legítimo, sino también como redentor,
restaurador del mundo, salvador de los indios, esperándose de él un
comportamiento milagroso. Se le otorgaban rasgos divinos o prodigiosos.
RECONOCIMIENTO
La fama de
Túpac Amaru II se extendió a tal punto que los indígenas sublevados en el llano
de Casanare, en la región de Nueva Granada, lo reconocieron como rey de América.
Movimientos
posteriores invocaron el nombre de Túpac Amaru II para obtener el apoyo de los indígenas, caso entre
otros de Felipe Velasco Túpac Amaru Inca o Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui,
quien pretendió levantarse en Huarochirí (Lima) en 1783. La rebelión de Túpac Amaru II marcó el inicio de la Etapa Emancipadora de la historia de Perú.
Esta gran
rebelión produce una fuerte influencia sobre la Conspiración de los tres Antonios, indicios descubiertos en Chile el 1 de enero de 1781, en pleno desarrollo de la insurrección. Los
conspiradores se animaron a actuar gracias a las noticias de los avances de
Túpac Amaru II en el Virreinato del Perú.
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