MECANISMOS DE RESISTENCIA A LOS REGÍMENES DICTATORIALES
La
oposición política es parte de la democracia, es la expresión de contradicción
imprescindible en el proceso democrático de formación de la voluntad política y
es consustancial a la libertad, los derechos políticos, el pluralismo y la
alternancia en el poder. Sin oposición política no hay manera de que la
democracia cumpla ninguno de los elementos esenciales proclamados por la Carta
Democrática Interamericana (respeto a los derechos humanos y las libertades
fundamentales; acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de
derecho; celebración de elecciones libres, justas y basadas en el sufragio
universal y secreto; un régimen plural de partidos políticos; y la separación e
independencia de los poderes públicos).
El
objetivo natural de la oposición política en democracia es el acceso al poder,
es ganar elecciones y ser Gobierno. Por eso cuando vemos -con el título de
oposición- grupos o candidatos que solo terminan prestándose al juego del
régimen y que participan para legitimar la permanencia indefinida de éste en el
poder, formando parte de la simulación de democracia, estamos lamentablemente
ante una más de las señales de la sustitución de la democracia por una
dictadura que tiene el control absoluto de la política y del poder. En las
dictaduras del siglo XXI, el control de “la oposición” es parte del sistema que
han implementado.
Para
que exista oposición política real debe existir democracia, incluyendo libertad
de expresión y libertad de prensa. En los países del denominado socialismo del
siglo XXI está comprobada la estrategia de anular la libertad de prensa y del
control de la opinión pública, como lo demuestran sus inaceptables leyes y la
creciente lista de ciudadanos, dirigentes, empresarios y periodistas
enjuiciados, perseguidos, presos y exiliados.
Cuando
la democracia se ha roto y reemplazado por un régimen dictatorial, la oposición
como tal ha dejado de existir dando lugar a la “resistencia” que se refiere al
conjunto de personas que se oponen a una dictadura. El término resistencia fue
originalmente atribuido al conjunto de personas que clandestinamente de
ordinario se oponían a los invasores de su país, pero este concepto está hoy
ampliado -incluso lingüísticamente- a la oposición a un régimen dictatorial.
El
oponerse (la contradicción) a un régimen no democrático, la oposición en
dictadura, no es oposición política, es “resistencia”, es un verdadero acto de
heroísmo por el alto riesgo que implica. En las condiciones establecidas por
estos regímenes, no hay posibilidad alguna de que aun perdiendo las elecciones
-como sucedió en Venezuela- el dictador deje el poder.
Si
aceptamos estas precisiones semánticas y aclaración de conceptos políticos solo
resta hacer un recorrido de observación de la realidad objetiva en Cuba,
Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua para constatar que clase de
contradicción permite cada uno de estos regímenes.
Observar
y tratar de determinar si la denominada oposición o parte de ella está pactada,
controlada, limitada, constreñida, penetrada desde el poder o amenazada es
tarea importante.
Observemos
que parte de lo que se llama oposición es resistencia, o sea la contradicción
de verdad al régimen, que solo puede consistir en recuperar la democracia. En
muchos casos el desenvolvimiento diario de los denominados líderes de oposición
y sus actitudes frente a las del régimen resultaran siendo la demostración que
buscamos y podremos saber quiénes son parte de la resistencia (oposición real a
la dictadura) que buscan recuperar la democracia, y quienes solo están ubicados
en una cómoda que le permite al régimen dictatorial permanecer indefinidamente
con careta de democracia.
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